Tras las dos primeras sentencias del Tribunal Supremo, que en síntesis vienen a acoger las posiciones que hemos venido manteniendo en los últimos años, queda claro que la información económica facilitada por BANKIA con motivo de su salida a bolsa, no solo era inexacta sino radicalmente contraria a la realidad; allí donde anunciaban una compañía con importantes beneficios, tremendamente atractiva para los inversores, realmente lo que había era una entidad al borde del concurso de acreedores que solo se salvó por la inyección de capital y rescate del Estado.
Este y no otro, es el fundamento de que nuestro más Alto Tribunal haya ratificado las decisiones de los diferentes Juzgados y Audiencias, que ya habían considerado que esa «inexactitud» de las cuentas había inducido a error, a quienes acudieron a la OPS, lo que ha venido motivando la declaración de nulidad de la orden de compra de las acciones de BANKIA.
Consecuencia directa de ello, es no solo la devolución íntegra del capital invertido, sino también la de los intereses legales de dicha cantidad, que en la práctica viene a suponer incrementar la cantidad a percibir por el inversor en un 4% anual de media, (en torno al 16% del total)
Por ello los que sistemáticamente veníamos viendo resoluciones judiciales que una y otra vez acogían los mismos hechos y fundamentos, no podíamos entender el empecinamiento de los gestores de BANKIA y su decisión de mantener una oposición frontal a las peticiones de sus accionistas.
Es por tanto, que solo podemos considerar como una gran noticia, la publicada hoy, en el sentido de que BANKIA va a devolver a sus accionistas el importe de su inversión, y ello de manera voluntaria con una simple petición en las diferentes oficinas.
Solo queda, que a dicho ofrecimiento añadan el de pago de los intereses en los términos fijados por el Tribunal Supremo. Pero más importante es, que de manera inmediata tomen la decisión de desistir de todos los recursos que aún mantienen vivos pendientes de resolución y ello por supuesto, con abono de todos los gastos en que han hecho incurrir a sus clientes con motivo de dichas reclamaciones; gastos de los que solo BANKIA es igualmente responsable.